~¡Dale! ¡Dale! ¡Rubato! ¡Más rubato! ¡Me cago en la hostia!
-¡Hago lo que puedo director del demonio!
~¡Esos cellos! ¡Más marcato! ¡Parecéis unas monjas! ¡Los de viento madera! ¡Os estáis quedando dormidos!
-¡Te vas a enterar hijo de la grandísima puta!
~¡Más! ¡¡Máaas!! ¡Estáis interpretando la Caída al Infierno, no la Ascensión de la Virgen! ¡Los fagotes! ¡Tenéis que entrar con la misma intensidad que la percusión!
-¡Soplamos lo más fuerte que podemos!
~¡Violas! ¡Appassionato! ¡Appassionato! ¡Más vibrato joderrr!
-¡Nos vas a matar!
~¡Sentid el Fuego Eterno del Infierno maldita sea! ¡¡Sentidlo!! ¡Sois las Hordas de Satanás, tenéis que ser temibles! ¡Desgarrad vuestra alma en cada una de las notas!
-¡No siento los dedos!
~¡Sí! ¡Sí! ¡Así! ¡¡Así!! ¡Ahora viene el tutti, preparaos todos! ¡Fortissimo! ¡Quiero que me dejéis sordo!
Y la orquesta entera se fundió en una gran bacanal de notas infernales, graves con agudos, séptimas y novenas, arpegios ascendentes y descendentes seguían el ritmo vertiginoso de la batuta, los timbales golpeaban furiosamente, las trompetas y los violines lanzaban ensordecedoras segundas, y por fin, la extática y delirante conclusión de la obra. El público conmocionado, tardó en reaccionar, pero al cabo de un rato se convirtió en una masa enfervorecida que gritaba y aplaudía enloquecidamente. Nadie supo cómo empezó aquello, tal vez estuvieran todos hechizados bajo el influjo del fragor de las notas infernales; la gente, fuera de sí, empezo a rasgarse sus vestiduras: el marido fornicaba cual bestia en celo con el señor de al lado, su mujer gritaba en medio de espasmos mientras el joven de su izquierda le mordía salvajemente los pezones, toda la sala se llenó de gemidos, de cuerpos sudorosos sobre las butacas, en el suelo, detrás de las cortinas, grupos de tres personas, de cuatro, vírgenes que cabalgaban sobre desconocidos, viejecitas con los ojos a punto de salirse de las órbitas.
El director se volvió hacia los exhaustos instrumentistas:
~Gracias, ha sido un placer dirigiros, podéis iros a descansar, habéis hecho un buen trabajo.
P.S.: divertimento sobre la marcha, no sabía que el público iba a acabar así xD
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5 comentarios:
No, si al final va a resultar que no es el éxtasis la droga del amor sino la música clásica... Sin duda, puso en pie al auditorio. O no: los puso en horizontal, a cuatro patas...
Ya lo demostró Bo Derek con el Bolero de Ravel...
me llevo tu link ...kiss:)
-Penguin Boy: Lo de los n compases de espera es cierto, menos mal que con lo violines es difícil que eso ocurra (una que es parte interesada xD)
-Soltero con hijos: ¿Quién ha hablado aquí de amor? :P
-Khan: Habrá que ver la peli pues.
-Peggy: ¡Fale! ^^
A la gente de la orquesta les ha encantado este relatillo, sobre todo al director. El personaje es una caracterización exagerada de él xD.
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