jueves, julio 31, 2008
oscuridad
Sírvete del pecado que recorre por mis venas, ya nada importa cuando el silencio no es más que ruido retumbante en medio de la soledad. Desgárrame la piel con los dientes, quiero que mi sangre salpique tus ojos y puedas ver las cosas con el color de la vida. Azótame, yo retorceré tu otro brazo hasta oír: ¡crac! Saborea mis lágrimas ardientes y rebosantes de rabia antes de que su esencia espirituosa se evapore y no puedas embriagarte de humanidad. ¡Ámame! ¡Ódiame! Escupo todo mi desprecio al vacío que acoge mis pisadas, dejando un camino resbaladizo para los que vienen detrás. Me deleito torturándote, sólo así puedo ver cómo imploras por no morir, aferrándote a tu existencia. Grito sin escucharme y abrazo la oscuridad, porque la luz me ciega y no me deja ver nada.
jueves, julio 03, 2008
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