viernes, febrero 06, 2009
pérdida
Se abre una maldita mañana, quieres estar más tiempo bajo la ducha para que las lágrimas sigan confundiéndose con el agua que golpea de arriba. No estuvo nada bien lo que dijiste, lo sabías antes de que saliera de tu puñetera boca y sabías las consecuencias. Pero no supiste contar hasta 1.000 porque en ese momento te dejaste cegar por la rabia, no hace mucho que perdiste el control sobre tus impulsos verbales nacidos de la ira, pero no sabes cómo recuperarlo. No hubo dramatismo en la despedida, ese que acompaña cuando sabes que ya no vas a volver a ver a alguien a quien quieres con locura, sólo un frío adiós que antecede al rápido olvido de un dolor que no se quiere recordar, te diste la vuelta mordiendo con dureza el vacío para que en ese momento no cayeran lágrimas amargas; podías haber dado marcha atrás y haber pedido perdón, pero no lo hiciste, y sabías lo que estabas haciendo. Y ahora delante del espejo inspiras profundamente mientras dejas la mente en blanco y ensayas una cara que no delate cómo estás realmente por dentro, una vez fuera, no se permiten ciertas concesiones. E impides que salgan las últimas lágrimas que pugnan por salir, desviando la mirada del espejo, y saliendo a toda velocidad hacia la calle.
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6 comentarios:
Verdades como puños. Y cómo palia el dolor recorrer las calles de cualquier lugar, (con) o sin alguien. Un poquito de brisa fría para el alma =)...
No me refería a salir a la calle para paliar el dolor, sino hacer como si no ocurriera nada, y salir afuera como todos los días, para hacer lo que los demás esperen que hagas, the show must go on...
no existe el "nunca más"
Joder, narraste perfecto. El show must go on quedó bien reflejado.
Sabes? hace unos días me topé con el significado de los colores y me quedó muy claro que el morado representa dolor. El color de los cardenales, vaya.
Me gustó cómo expresas, seguiré leyendo.
Gracias y bienvenida.
wow!!!! intenso!!!!
etterna tanay
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