lunes, noviembre 30, 2009

desencadenando flashbacks

Ella lee mi blog, o al menos sabe la dirección. Ayer me pasó el suyo y me excitó. Muchísimo. Me encanta que me sorprendan... y me exciten. Aún recuerdo el anillo en su dedo. Tenía miedo de quitárselo por si lo perdía y porque decía que amaba a su mujer. Mientras, su respiración entrecortada golpeaba mi rostro y sus manos acariciaban mi espalda. Lo penúltimo que supe de él fue que se divorció. Lo último... que quería verme. Tenía una mirada preciosa. Se llamaba igual que mi álter ego perverso; cuatro letras que formaban una cierta sonoridad oriental que servían para justificar mis actos en otra identidad; es extraño conocer a alguien que tiene un nombre que has inventado. Me pidió el mail. Y su dulce sonrisa abandonó el pub, dejándose llevar por unos tacones apresurados en busca de comida a última hora. Su falda voló cuando abrió la puerta. Aquí todo cierra más pronto.

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