miércoles, octubre 31, 2007
sábado, octubre 27, 2007
con cariño, a C*
La exuberancia de lo desconocido satura mis venas, muerdo olores que me arrebatan el sentido de la orientación, araño el sosiego para que escupa sangre, reconstruyo mi existencia lamiendo una amoralidad descarnada, aspiro el humo de la embriaguez delirante, ja ja ja, ¡engulle la manzana conmigo y lancémonos al vacío como cerdos en San Martín! Me despierto en una cama con sábanas acartonadas de hospital, mientras mi memoria clasifica lo real de lo onírico. ¡Oh dios mío, estoy en Babilonia! Hora de marcharse antes de las campanadas. Un mensaje en mi móvil en el trayecto de vuelta del revés, y sonrío. Por fin vuelves a estar frente a mí, ¿casi dos semanas?, te he echado de menos. No me atrevo a acariciarte la mejilla. Oh, maldita sea, me gustas. Más de lo que pensaba. Sí, estoy como una cabra, pero tú estás como una auténtica regadera. La vertiginosidad de estos días se diluye en una tarde tranquila envuelta de humo y música, me gusta estar a tu lado. No esperaba estos colibríes mareándome el estómago, así que me distancio, nos despedimos. La tranquilidad vuelve a agitarse mezclándose entre vientos prohibidamente disolutos y afilados mientras mi bestia parda ruge a la luna. La selva me llama. Y tú ya estás dentro de ella.
jueves, octubre 25, 2007
I want this fantastic passion
domingo, octubre 21, 2007
¿Estoy en Babilonia?
¿O Babilonia está en mí? Que Dios me pille... ¿confesada? Me temo que eso no ocurrirá.
jueves, octubre 18, 2007
leyendo
-Soy tu marido y conozco todos los rincones de tu cuerpo. ¿A qué vienen esos pudores?
-Las células se renuevan cada mes. Ahora mismo está ocurriendo -me respondía, poniendo ante mis ojos el delicado dorso de su mano-. Casi todo lo que crees saber de mí no pasa de ser pura rememoración de algo pasado.
-Las células se renuevan cada mes. Ahora mismo está ocurriendo -me respondía, poniendo ante mis ojos el delicado dorso de su mano-. Casi todo lo que crees saber de mí no pasa de ser pura rememoración de algo pasado.
martes, octubre 09, 2007
Tarde estrambótica.
La de ayer. Crónica de una vida anunciada. Parece ser que sé de mí más cosas de las que puedo o podría imaginar. Las casualidades se enlazan con más casualidades sin llegar al punto de sugerir la predestinación. Olores que enturbian la razón, sabores que confunden la mente, sonidos que invaden el alma. Pasión. Y en medio del caos más absoluto, una risa. La mía.
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